lunes, 21 de noviembre de 2011

Viajera Editorial en Tiempo Argentino



Editoriales no convencionales
Libros hechos a mano que tienen un incomparable sabor artesanal

Una de las formas de que dispone el libro con soporte papel para competir con el e-book es volverse un objeto, una pequeña obra de arte. Emprendimientos editoriales que les ponen un sello muy personal a las palabras escritas. 
Tal vez sea uno de los libros más extraños del mundo, el que el año pasado publicó Ediciones Siempre de Viaje: era una inmensa sábana color lino con poemas escritos a mano, doblada como un pergamino. Ese amor por la rareza, la intención de revalorizar el libro en tanto que objeto (con su aura, su textura, su aroma) y el objetivo de difundir las producciones de escritores y poetas a los que se les dificulta hacerlo por otra vía están en la esencia de las editoriales artesanales, que se han multiplicado en los últimos años. Tocadesata, Ediciones Siempre de Viaje y Editorial 13 X 13 son algunos de los últimos ejemplos de un fenómeno que comenzó a germinar a mediados de los noventa, como consecuencia de la crisis de las editoriales nacionales, y que tiene exponentes bien conocidos –y tan disímiles– como Eloísa Cartonera o Clase Turista.
La lista sigue: Colección Chapita, Funesiana y Mancha de Aceite son nombres de algunas de las tantas iniciativas que se dedican a la fabricación de libros con la mano. Quien apunta la hipótesis de que “las editoriales artesanales van en aumento” es Karina Macció, escritora, docente y directora editorial de Ediciones Siempre de Viaje y Viajera Editorial, que antes pasó por un sinfín de proyectos de estas características. Evidentemente, ni el e-book ni la descarga de obras literarias por Internet han destronado al libro. “Desde lo artístico siempre hay una valoración de lo retro, de lo que se está perdiendo”, continúa Macció, que trabaja junto a Virginia Janza y Cecilia Maugeri. Desde esta mirada, el libro artesanal sería algo así como el vinilo del mundillo literario, con tiradas que no suelen sobrepasar los 200 ejemplares.
La propuesta que comanda Macció es más que una editorial de poesía y narrativa. Primero, en 2005, surgieron los talleres literarios que la tienen como docente, bajo el nombre de Siempre de Viaje, literatura en progreso. Luego, en 2008, aparecieron Viajera Editorial y Ediciones Siempre de Viaje, con el objeto de “dar difusión a autores que recién se inician”. Pese a que en un principio publicaban sobre todo alumnos de los talleres, luego el juego se abrió para autores sin vinculación con ellos. Siempre, la salida a la calle del libro se complementa con eventos literarios para darle un empujón. “Generalmente el autor está con mucho miedo de cerrar un conjunto de textos y mostrarlo”, subraya Macció. “La idea es armar un grupo, movernos, sostener la lectura del objeto. Que el autor se sienta acompañado.”
Aun con una tirada de 100 ejemplares por colección, Viajera Editorial –ya con once títulos en su haber– es la cara más tradicional de la propuesta del trío femenino. “El producto no se ve artesanal, sino profesional, porque hay formatos y colecciones establecidos”, define Macció. En cambio, los libros que se editan a través de la Colección Valijita de Ediciones Siempre de Viaje suelen ser rarezas y no van a parar a las librerías: necesitan de un encuentro “cara a cara” entre autor y lector. “Se trata de trabajar con el autor en un libro que imagina. Propone todo: diseño, formato y tipografía”, explica Macció. Libros guirnalda, mini-libros con papel reciclado y hasta sábanas: cualquier pedido es válido si se ajusta al contenido. Como mínimo, se fabrican 50 libros; como máximo, 200 (porque, dice Macció: “¡La confección puede ser agotadora!”). Acerca del libro como objeto artístico, la coordinadora de Siempre de Viaje apunta que implica “pensarlo como un todo, con un adentro no disociado de lo que está afuera”, en contraposición a la despersonalización de las propuestas comerciales.
Nota publicada el 27 de octubre de 2011 en Tiempo Argentino

lunes, 14 de noviembre de 2011

pecespájaros en Revista Casquiavana

Pecespájaros, de Gabriel Kirchuk
Viajera, Buenos Aires, 2011 
Poesía lúdica que busca fusionar elementos que a simple vista parecen difíciles de asociar. Kirchuk (Buenos Aires, 1986) plantea un juego abierto en el que los versos se encuentran distendidos, con formas de imágenes muy tangibles, fáciles de alcanzar. Cortázar, Oscar Niemeyer, Ernst, Wes Anderson, Juana Molina, Jaime Roos, Spinetta y Chico Buarque aparecen como referencias, como excusas para escribir, como argumentos de una lírica urbana contemporánea, bien porteña, pero a la vez emparentada con otras ciudades y otros mundos. Poesía viajera, para nadar y volar aunque uno se quede en casa. 
Reseña publicada el 25 de octubre de 2011 en Revista Casquivana

martes, 8 de noviembre de 2011

Viajera Visita la Casa de la Lectura


Viajera Visita
la Casa de la Lectura

¡FIESTA DE COLORES!

presentación de libros viajeros
+ + +
adelanto de nuevos títulos 


Miércoles 16 de Noviembre, 19 h
Casa de la Lectura (Lavalleja 924)

Cada autor elegirá un color y armará su lectura.

Carlos Battilana * Eugenia Coiro
Ricardo Czikk * Nicolás Di Candia
Loreley El Jaber * Virginia Janza
Gabriel Kirchuk * Mana
Belara Michán * Nadina Tahuil


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lunes, 7 de noviembre de 2011

visitante/the visitor por Edgardo Scott en Revista Siamesa

visitante/the visitor, de Cecilia Maugeri
Por Edgardo Scott

Siempre me parecieron rarezas, curiosidades, los libros bilingües. ¿Por qué o para qué un libro, en un mismo volumen, y en una misma edición, debería exhibir dos lenguas, dos idiomas? Es toda una intriga para mí y, de seguro, habrá distintas respuestas según el caso. En visitante/the visitor podemos aventurar dos pertinencias; por un lado, que la autora visita una lengua de la infancia (aclarado en las notas preliminares) y por otro, que en general los poetas son más afines a la traducción que los narradores. Los poetas suelen ser los mejores traductores.

Los seis poemas que componen el libro están traducidos al inglés por Ben Darlington. Los poemas de Maugeri recorren lugares. Así, Amsterdam, Ruta 2, San Telmo, Chacarita, pero también un simple postre (Breckenridge) o el epílogo, son como frutos que se irán desgajando, a través de la escritura, en -y tal vez la palabra venga al caso- intraducibles experiencias. Y el viaje es la gran metáfora de la experiencia, así como cada lugar preciso es metáfora del mundo.
La voz de Maugeri es una voz joven, pero madura. Ofrece esa tensión, ese vaivén, esa alternancia. Y así como hay una tensión entre las dos lenguas, una al lado de la otra, una a cada página, hay otra tensión en los poemas, entre la juventud y la madurez, entre lo falaz y decepcionante de lo ilusorio, y la huella real de la experiencia: “vagabunda pero obediente/salvaje y dócil/hasta los animales de la calle/hasta las bestias/ independientes/necesitan cuidado”.

Vuelvo al comienzo, visitante/the visitor es un experimento. Un experimento poético. Y como todo experimento tiene esa dosis de rigor, de método, de cálculo, pero también el riesgo, la angustia por sus efectos. No suelo esperar otra cosa de la poesía auténtica.

Reseña publicada el 29 de septiembre de 2011 por Revista Siamesa.